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martes, 24 de diciembre de 2013

Las mejores hallacas son… las de mi tía Celia!

Tenía yo 15 años -ya eran seis años desde la muerte de mi mamá- y en la casa más nunca se habían elaborado hallacas. Nadie sabía, nadie tenía la receta… Mi hermano Wilfredo, muy apto en menesteres culinarios me dijo, palabras más, palabras menos: “Loca, y por qué no hacemos hallacas este año y una cena entre nosotros…”. “Ajá, ¿pero quién sabe hacer hallacas?”. “¿A quién le preguntamos?”. No sé si por la confianza, o porque tenía teléfono, porque nos encantaba su sazón, o por su dulzura, lo cierto es que decidimos asumir el reto y hablar con mi tía Celia, hermana de mi mamá Isabel Martínez Ramos de Maracara, para que por teléfono nos dictara la receta.
“Tía, necesitamos la receta de las hallacas. Te vamos a volver a llamar en un rato. Piensa en los ingredientes para que nos los dictes”. Por supuesto que la tía Celia, amable y servicial, seguro se puso en acción y comenzó  a pensar en las cantidades de los ingredientes, el proceso personal de cómo las hacía, pues una cosa es cocinar y otra es pensar en la receta.
Han pasado casi 32 años… Tengo la agenda donde anoté todos los ingredientes y la receta. Seguro que sus hij@s y niet@s la recuerden pero quizás no la tengan. Así que vaya esta maravilloso legado que nos permitió a los hermanos Maracara Martínez, volver a preparar las hallacas en casa, con la sazón de mi tía Celia, mezclada con los recuerdos de cómo la hacía nuestra madre, en fin, un amoroso collage culinario.
Por supuesto que a la receta, dictada por teléfono, le faltaron algunos detalles, pero era una buena guía básica para quienes solo debían recordar y reaprender. Sumamos lo que recordábamos de mi mamá. Nunca olvido algo que Wilfredo repite de mi mamá: “El guiso está listo cuando colocas la cuchara de madera en el medio y se queda en el mismo lugar, no se mueve”. Cuando yo hice mis hallacas en fecha reciente, hice la prueba en mi guiso y me dije: “Listo, ya no se mueve”.
El plato de la bella Celia, seguro sufrió alguna modificación en la casa nro 51; no creo que le hayamos colocado huevo y luego le quitamos el compuesto, pero quedará entre nosotros como el legado materno que regresó con él. ¡Gracias tía, por tu amoroso recuerdo en esta Navidad!

CarmenIsabelMaracara / 24 de diciembre de 2013


 

Ingredientes

1 kilo de cochino

1 kilo de pollo

½ kilo de tocino (en tiritas)

1 ½ de carne de res (falda o solomo abierto)

½ kilo de pimentón (verdes y rojos)

1 kilo de cebolla

Ají dulce

2 cabezas de ajo

1 frasco de aceitunas

Pasas

1 ajo porro

3 paqueticos de cebollín

5 bs de compuesto

1 kilo de tomate

Onoto en grano

Comino

 

Preparación

Sancochar la carne de falda con el tocino y después, en otra olla, el pollo con el cochino (echarle cebolla picada, ajos picadito, sal al gusto). Dejar que se enfríe, partir en tiras el cochino, el pollo y el tocino. La carne de falda se pica en cuadritos. Licuar tomate, cebolla y pimentón (dejar la mitad para el adorno). Echar la mitad del agua de las dos aguas de cocción al guiso. La otra mitad del agua se guarda para la masa. Agregar ají dulce y ajo picaditos, así como el compuesto, el cebollín y al ajo porro. Echarle las pasas, las alcaparras y aceitunas al guiso. Dejarlos hervir con un poco de sal y comino al gusto. Agregar harina diluida en agua al guiso. Agregarle medio vaso de vino tinto. Dejar que se cocine un poco más y luego apagar. Dejar que se enfríe. Para hacer las hallacas, colocar cucharada y media de guiso sobre la masa, una tirita de pimentón, pollo, una rueda de cebolla, una ruedita de huevo cocido, aceitunas, cochino y tocino. Amarrar. Cocinar durante 50 minutos a una hora.

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sábado, 14 de diciembre de 2013

Jesús Idelfonso Maracara Carapaica: un humor particular

Si algo recuerdo de mi tío Jesús, además de su solidaridad y cercanía francas, pues en mi niñez fue uno de los tíos paternos que más frecuentó la casa, ya que vivió en Maracay y tenía como una especial conexión con mi papá, sumado a que su esposa de ese entonces, mi tía Senovia, también es una mujer dulce que le gustaba compartir con nosotros, fue su sentido del humor. Toda la vida de este tío militar -que se supone debían ser serios, disciplinados, distantes- siempre era contada por él mismo y por sus congéneres, en clave de humor, de risa chispeante. Ý aunque compartimos poco, sus anécdotas llegaron hasta mí y se incorporaron a mi día a día.
Mi querida tía Leonides, que en paz descanse, me contó que cuando salió de la primera visita luego de entrar al ejército -que según fue a los 16 años- tenía un pañito con el que se iba limpiando todo... Contaba que estaba obstinado, que en el servicio militar le exigían un paño para secarse el cuerpo, otro para la cara, otro para las partes genitales, otro para las botas.... Y que cuando salía de visita para su casa, ¡con el mismo paño se hacía todo!! Me imaginaba el color del paño de mi tío y así, cuando tengo un paño en la casa que uso para todo y que va agarrando un color de miedo, se convierte en el paño de mi tío Jesús y ya mi amiga-hermana Beatriz García Cardona, que no conoció a mi tío, entiende perfectamente cuando le digo: "Pásame el pañito de mi tío Jesús". Seguro que en cielo donde esté, se carcajeará de su presencia en casa, en clave de humor.
A mi sobrino Paulo Alejandro Maracara Spinella, le conté una vez que él tenía una libretica donde iba anotando el comienzo de los chistes, para no olvidarlos y tener a la mano todo el repertorio cuando lo convidaban a fiestas, donde era el primer chicharrón, pues, ¡quién no iba a invitar a aquel tipo simpático, de bella voz y con un humor siempre a flor de piel!. Entonces mi sobrino, que no conoció tampoco a mi tío, y a quien también le gusta contar chistes, agarró una libretica y comenzó a anotar el comienzo de los suyos...
Así que querido tío, ¡te regalo mi mejor sonrisa de hoy! Gracias por tu contagiosa alegría! Y por estar presente entre nosotros!
Nuestra prima Reina Ramona Maracara, porque así lo certificó mi propio tío Jesús, nos hizo llegar este escrito que sobre él escribió un amigo del ejército, que habla sobre sus otras características personales. Y para quienes no lo conocieron, aquí dos fotos que nos envío mi prima María Eunice Madriz Maracara: uno de él solo y otra con mi abuelo Dionisio. Gracias primas por su aporte al blog!




viernes, 10 de mayo de 2013

Los MAYORES de Carmen Isabel


Mi querida familia, incluyéndome, je,je y a mi perrita Almendra
 
Si alguien sabe de hermanos mayores, ¡esa soy yo! Me anteceden ocho, lo que no es poco decir, pues cuentan por ahí que mi mamá y mi papá insistieron en prolongar la prole hasta que apareciera la niña… ¡!Qué pena con esa gente! ¡NUEVE HIJOS!! Bueno, gracias a eso, llegué yo, la menor, la número 9. Niña y la más pequeña. Grandes y todos varones… Y bueno, tantas veces, siendo niña, les decía a mis hermanos: “Yo quiero ir con ustedes a…” Para obtener por respuesta: “No, eres muy chiquita, tú nos vas…” “Y eres niña…” Una vez pensé: “Cuando yo crezca, no voy a salir con ellos, me voy a vengar, voy a andar sola, solita, ¡sin esos bichos que no me quieren llevar a sus fiestas y aquelarres! ¡Dejen que crezca! ¡Van a ver, me las voy a cobrar toditas! ¡Con ellos, no andaré!

¡Y qué decir de las tareas! Después que murió mamá, ¡quién se ponía conmigo a hacerlas! Cuando de un dibujo se trataba, trataba de apelar a Marcos o Wilfredo, destacados en estos menesteres y la respuesta era más o menos ésta: “Esa tarea no es mía”, “Haz tu vaina”, sobretodo del inefable Wilfredo, quien nunca se ha caracterizado por la diplomacia vaticana. Y salía un pedazo de dibujo, bastante feo, porque si bien en la palabra me las ganaba todas, en matemáticas y dibujo estaba raspada…

Menos mal mi hermano mayor más cercano, al que yo bauticé “mi hermanito” –será para joder a alguien… él que eche su cuento, el de la pinza en la espalda, el del triciclo compartido, el de las arepas regaladas a las maestras-, mi hermanito Mauricio, andaba cumpliendo su rol a cabalidad de hermano mayor y el menor también, abrazados siempre por ahí, defendiéndome a capa y espada, en suave y fraterna compañía.

Luego, finalmente, se fue la niñez y llegó la adolescencia. Y con ella Carlos Marx, Sandino, Allende, el Centro de Cultura Popular, gracias a Pier Angelo Rocco –el Padrecito-, muchos amigos “grandes” compartidos, como Nemesia Cróquer, Papo, Lourdes Reverón. Montones de libros leídos, la poesía, la parranda navideña y ya los mayores no eran tan mayores… Había un tú a tú con Marcos –el líder del grupo, admirado hasta no más decir, el “nerd” como chismea bajito Wil-, así como con el deslenguado de Wilfredo y el enamorado Ismar. Por demás, yo era la cuatrista oficial y ya no podía ser excluida, porque para las serenatas a las novias o bien se necesitaba mi presencia con el cuatro, o bien al menos el susodicho instrumento prestado, lo cual me daba cierto poder…

Bien, han pasado muchas lunas, mucha agua debajo de los puentes. Y claro, no pude ni podré cumplir mi promesa de “que no saldré nunca con ellos cuando sea grande”. Si algo disfruto en esta vida, es a TODOS mis hermanos mayores (Vidal, Tomás, Sergio, José, Marcos, Wilfredo, Ismar, Mauricio), je, je, a sus hijos, a sus nietos, que son también los míos. ¡Nunca podré vengarme! ¡Está clarísimo!

 

Carmen Isabel, la novena de Marcos e Isabel.

domingo, 5 de mayo de 2013

Y sucedió en Boleíta...


Balcón del edificio en Boleíta, poco sol y algo nublado, días lluviosos de julio. Juan Araujo hace la siguiente adivinanza: ¿Cuál es el animal que hace 99 veces PUM y una vez PAM? Caras que se ven y la respuesta que viene de él mismo: "Un ciempiés con un pie enyesado". Uff, qué bien. Sin tiempo de que tomemos respiro pregunta: "¿En cuánto tiempo llegara el ciempiés a planta baja?". Y las respuestas tratan inútilmente de atinar en el tiempo infinito requerido y la contestación se viene con un relámpago: “¡Nunca, porque en el piso tres vive el gigante verde que come ciempiés! Silencio y fin.
 
 
Redacción: Marcos Antonio Maracara M. (hijo de Marcos e Isabel) Esperamos a ver si los Araujo se animan y mandan la foto del edificio...

martes, 30 de abril de 2013

FALCÓN: Mis primeros pasos como adulto

      Para los que no me conocen soy Vicente Alexander Guzmán Arévalo, hijo de Nilde Arévalo y Vicente Guzmán hasta creo los 4 años; poco despues me convertí en el hijo del supremo Ismar Maracara, viejo mío, a quien debo todos mis pasos. Por aquí un inmenso saludo para ellos.
Vicente (Polo), el autor del cuento

   
       El cuento es el siguiente. Si mal no recuerdo eran vacaciones escolares 94-95. Estaba a punto de graduarme de la escuela técnica, cursando el 6to año, con ganas de comerme el mundo con apenitas 18 años... Licencia en mi billetera sin billetes, pero siempre pendiente de matar cualquier tigre, y el primero y bien bueno fue en Puerto Cumarebo, estado Falcón. Claro que sí tenia una palanca: mi tío Marcos Maracara, y tambien tenía un entrenador electricista: mi tio Sergio Maracara (el colega). También aprendí de agregados de construcción con mi papá, mi tío (Marcos) y mi tía (María Spinella, esposa de mi tío Marcos); manejé mi primera vez con un carro Malibú 77 blanco, que ya no existe, aprendí a viajar lejos solo... Ensayé a ser papá ya que Marcos Ignacio fue un bebé muy especial y casi mi hijo en esos tiempos; recuerdo la pirámide de envases leche Nan que construimos, tambien era niñera de Carlos Alberto, mi hermano menor, aprendi a aguantar ganas de ir al baño desde los Médanos hasta la Península (tengo que confesarle a mis tíos Marcos y María que no fue Marcos Ignacio que se los hizo en la pick up, era yo que no aguantaba y me daba pena decirlo), en fin aprendi a volar más alto. Fueron los ultimos viajes de trabajo de mi tío (Marcos) pero los primeros míos.
     Hay marcas que no se borran y les doy gracias a mi familia por recordarlas con tanta alegría!
 
 
 
 
Mis tíos Marcos, Wilfredo y José

 
Aquí estoy con mis tíos Marcos y José
 

miércoles, 10 de abril de 2013

Viejas esquinas de Maracay

Recientemente, mi hermano Sergio Emperador Maracara Martínez aportó unas fotos sobre la vieja Maracay, que no tenían descripción exacta de la ubicación por lo que pedíamos aportes. Entonces mi hermano Tomás Antonio -el segundo de la prole- se sumó a esta iniciativa y aporta los datos exactos de las fotos que de nuevo coloco para que sepan de qué se trata. Y maravillosamente, ahora sé que nací en la Av Bolívar Este No 46, lugar donde según enterraron mi ombligo para siempre, por lo que debía quedarme en mi ciudad natal... Los ombligos de mi hermanos estuvieron por ahí en una cajita, no los enterraron y la que ha andado de aquí para allá he sido yo -es decir, Carmen Isabel-. Tengo la duda de si hubo un intercambio de ombligos, je, je.
Ahora los datos de nuestras esquinas de la amada Maracay suministrados por Tomás:


 
ESQUINA EL SOL: Cruce de la Avenida Miranda con la Calle Sánchez Carrero (Hasta no hace mucho quedó la Farmacia El Sol y muy cerca está El Sol Infantil), para más detalles a una cuadra del Centro Comercial Galerías Plaza.
 

 
 
 
EL HIPODROMO DE MARACAY: De él viene el nombre de la Urbanización el Hipódromo y estaba ubicado en los terrenos donde hoy en día está el Ambulatorio y una Escuela (aparte de una cantidad  de quintas).
 
Aunque no tenemos foto (todavía), yo comentaba sobre el callejón Las Clavellinas, lugar donde vivió mi mamá Isabel con sus hermanas, mi abuelo Faustino y mi abuela María Esther (su segunda esposa). Sobre este callejón, comenta Tomás que queda   en la Avenida Principal de San Agustín, como a 150 mts de la Avenida Fuerzas Aéreas y aproximadamente 80 mts del Supermercado que antes era Los Criollitos. Este Callejón sale a la Av. Miranda por detrás de SAIMA MOTORS.
 
A unos 80 metros, continúa Tomás, de la casa de mi abuela paterna de crianza, doña Pancha -Francisca de Herrera, si mal no recuerdo- donde nos críamos los Maracara-Martínez, estaba el viejo Hospital Militar de Maracay, cuya imagen nos aporta Tomás:
 
 
 
 
 
¡Gracias hermano por tus aportes!
Esperamos que nos continúen enviando información a través del correo palabracierta1@gmail.com. También pueden visitar mi otro blog palabracierta.blogspot.com, sobre literatura y encuadernación.

lunes, 8 de abril de 2013

De Marcos Antonio (hijo) a mamá

Hace 38 años mamá partió para nunca dejarnos en su presencia espiritual. Siempre la recordaremos y la tendremos dentro de nuestra historia. Mi hermano Marcos Antonio Maracara Martínez (hijo de Isabel Martínez Ramos de Maracara y Marcos Antonio Maracara Jiménez) escribió, en 1998, un hermoso poema para ella y para todos. Hoy es 8 de abril, día del aniversario de su partida y la recordamos a través de Marcos!



Una foto del poema manuscrito
 
 
 
 
 
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El poema transcrito
 
 
HOY es 8 de abril
        un día como hoy
        los brazos de mamá
        se hicieron tan grandes
        que pudo hacer un anillo
                                   con ellos
       y en el
               abrazar a sus
                         nueve hijos.
 
        Después partió,
               para no dejar
               de abrazarnos.
        Bendición  mamá.


                   Marcos A.M.M.

Mamá y papá con Vidal, Tomás, Sergio, José, Marcos y.... no sé si Wilfredo o Ismar





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Hace muchos años, cuando yo tenía 17, también escribí varios poemas a mamá, incluidos en el libro Ser de Viento, publicado en 1991.
 

IV

 
Aceras
te nombran.
 
Aceras
me alcanzan
a paso veloz.
 
No hay sosiego.
 
Me entierran
en baúles desnudos de ti.
 
 

V

 
Atrás
un cementerio
colmando
de negro a las dos.
 

VI

 
Olvidé
para la pascua
pedir tu regreso.
 
No más cartas
sollozando
una sílaba materna.
 
 
 
Carmen Isabel M.M.
 
 
 
 
 
Mamá con Sergio, -creo que Vidal a la izquierda-, Wilfredo bebé, Tomás y el catirito Marcos, escritor de esta historia, con una braguita y mirando la cámara

 
 
 
 

miércoles, 3 de abril de 2013

Recuerdos de Maracay...

Mi hermano Sergio Emperador (hijo de Isabel Martínez Ramos de Maracara y Marcos Antonio Maracara Jiménez) ya se unió al compartir de recuerdos y envió algunas imágenes de la Maracay de antaño, cuna de varios de las familias que juntamos recuerdos en este blog. Aquí estas fotos para que los que somos de "antes" hagamos memoria y para que los de "ahora" conozcan del pasado de su ciudad.




 
Esquina El Sol...


 


Calle Mariño
 
 
 
El Hipódromo de Maracay


Como yo estoy más o menos en el medio de entre "los de antes" y los "los de ahora", no sé dónde quedaba la esquina El Sol, la ubicación actual de esa imagen de la calle Mariño y año o década posible de esa foto del Hipódromo, zona donde hoy vive mi tía Josefina, Celia y Maritza Moreno y de alguna manera también cerca de Las Clavellinas, donde se crió mi mamá (Isabel Martínez Ramos de Maracara) con sus hermanas (Celia, Enriqueta, Beatriz, Josefina y Elena) cuando se mudaron con mi abuelo de Caracas para Maracay. ¡Cualquier dato adicional es bienvenido!

martes, 26 de marzo de 2013

Los hermanos mayores


(Amor y terror)
 
 
(Carlos Alberto Maracara Arévalo, el protagonista o víctima de la historia... en su primer viaje a la playa)



Otra para la historia...

 
Y aquí están los tres de la historia: Vicente (Polo, izq.; Katherine, centro y Carlos, derecha)
 
 
 
Creo que muchos asentirán porque son los seres protectores que te ayudan y te guían, aunque tú no quieras, pero también eres víctima de sus experimentos locos e improvisados que de manera repentina y sin saber por qué, se les ocurre.

Yo era la fuente de diversión de Vicente (polo) y Katherine cuando nos hallábamos en la casa sin nada que hacer. Yo sabía cuando se les había ocurrido algo porque solían voltear a verme con una cara y una sonrisa cual comiquita de tele. Debo confesar que sufría del síndrome de Estocolmo. Unos de sus juegos favoritos era “CALOR”, lo que consistía en atraparme, llevarme a la cama -en el mejor de los casos- y envolverme entre sábanas y cubrecamas, tantos como pudieran. Ya una vez sometido y envuelto, ambos se posaban sobre mí para mayor inmovilidad y poder hablarme al oído mientras hacían su trabajo de psicoterrorismo. ¡Eran muy buenos! Mi liberación era hecha luego de un rato de lágrimas y súplicas por dicha liberación. Los carajitos eran los propios SÁDICOS, en mis reflexiones supongo que lo hacían por venganza por ser el MENOR y todo lo que conlleve serlo, los hermanos menores saben de lo que hablo. ¡Jajaja! Pero al final de cuentas éramos y somos los hermanos más súper unidos y cariñosos que puedan conocer.

 
Carlos Alberto Maracara Arévalo
 
Para quienes no sepan: Hijo de Ismar Maracara -por tanto nieto de Marcos, el viejo e Isabel Martínez- y de Nilde Arévalo.

lunes, 25 de marzo de 2013

La pelotica de goma se vuelve piedra y carrera

(De la serie Piedras y Terrones)



(Ese es Vidal, pero muy carajito para el cuento... Ya buscaremos una mejor)

Aunque debí empezar por los abuelos, este primer cuento va por Vidal Enrique El Mayor, en lo sucesivo Vidal.
Aconteció en la casa de la avenida Bolívar, de patio tan inmenso que en cualquier tarde se convertía en campo de beisbol. Yo tendría unos nueve años y Vidal entonces unos quince, al igual que los primos Enrique Eduardo y Faustino Enrique, es decir los Tres Mayores, compinches  vía consanguínea y más adelante  conalcohol. Sucedió pues que una tarde se armaron dos equipos: El de Los Mayores, reforzado por los primos, dueños de la pelota de goma y jefes de las reglas de juego y el de Los Sutes, carricitos en crecimiento en el cual logré colarme a última hora o me ponía a llorar y se lo decía a mamá que lavaba en la redonda Easy de dos tinas que alguna vez le agarró la mano a Wilfredo, entre los dos rolos exprimidores!  Me pusieron a cubrir allá lejos, por donde mi papá trabajaba su carpintería, casi debajo del techo destartalo de zinc, es decir, me metieron para completar el equipo porque a ese lugar donde me mandaron a cubrir nadie bateaba tan duro la pelota y si lo hacía esta chocaba el techo y era jonrón. Allí fue donde me mandaron para que dejara de llorar (por eso mismo he sido insistente con mis dos hijos, en mi casa no existe hermano mayor y hermano menor, lo que hay son dos hermanos) y por supuesto batearía de ultimo (y si nadie estaba embasado en posición anotadora). Así las cosas, en mi primer turno al bate y abriendo inning saco un roling fuerte por tercera que sorprendió a todos, yo incluido, y corro desesperado y alegre a primera pero de inmediato Los Mayores forman peo y dicen que fue foul, que debía volver a batear y quedada en dos strikes, después lo que salió fue un podrío fly al centro demasiado fácil de atajar y con mi rabia me toca volver a cubrir por allá entre sierra y lavadora.

Poco después toma el turno Vidal y batea una línea alta por todo el centro donde yo estaba y me habré agarrado del aire y en un brinco atrapo la pelota y Vidal corriendo las bases y yo en vez de lanzarla y devolverla al campo venía corriendo con ella en la mano gritando: la agarré! la agarré! Los muy tramposos negaron que yo hubiera agarrado de aire la pelota, dijeron que la agarré de pique y Vidal se anotó un jonrón de piernas. Ahora sí estaba yo arrecho y me expulsaron del juego. Fuera! Fuera! Me habrán gritado y caminando cabeza gacha y bravo una piedrita laja me pela los ojos en el suelo. Agarrarla, voltearme y tirársela a Vidal fue un solo acto. La lajita describe su órbita cual boomerang y finalmente impacta justo debajo de la nariz de Vidal. Impacto y carrera veloz a las faldas de mi mamá que cuando le digo que le pegué una piedra a Vidal me contesta: Corra pues!  Y correr fue lo que hice con ese diablo atrás persiguiéndome, por allá por el baño viejo me subo al techo de tejas tipo cucaracha conchuda y Vidal atrás con la mano atajando sangre pero sin dejar de perseguirme. Tres cuartos de techo recorrido y ya estaba que se acababa cuando me tiro abrazado a una palma buscando la horizontalidad infinita del suelo. Por bajar rápido se me olvidaron dos clavos que servían para guindar matas a la palma y que al pasar tasajearon pantalón y piernas. Más atrás llegó Vidal, bajó con cuidado de no cortarse con los benditos dos clavos. Si me jodió o no me jodió es cosa que no recuerdo, será menester que él mismo termine este cuento, ahora que los dos somos Mayores ambos.

Marcos Antonio Maracara Martinez, El Quinto. Maracay, 25 de marzo 2013. A las 7:03 horas.

sábado, 16 de marzo de 2013

En honor a la Leona

En estos días has estado, como siempre, presente por aquí y por allá, pero un poco más insistente, con tu belleza fresca, el sentido del humor por delante y las horas y horas compartidas desde hace tantos años. La Leonides querida la tendremos también por aquí, acompañando a quienes la conocieron y a quienes no, con su bella esencia solidaria, un compartir fraterno y cercano. Fui a Mérida y recordé los lugares que recorrimos juntas, con Beatriz como testigo. Aquí tu imagen sonriente!



 
 

 
 
Y buscando por allí, también conseguí esta foto del 02 de julio de 2005, celebrando el cumple de Marcos, mi hermano, en la que nos dio a todos por ponernos un pañuelo en la cabeza, je, je, incluyendo por tanto a Leo! Los que la conocieron, saben que no fue difícil convencerla!
 
 
 
 
Bueno, salud Leo!, aquí estás con nosotros. Los que quieran sumarse a la iniciativa y compartir sus fotos, anécdotas, recetas de cocinas, chistes -cómo olvidar la vena humorística de Jesús Idelfonso Maracara Carapaica-, pueden escribirme a palabracierta1@gmail.com y mandarme las cosas para colocarlas. Coloqué un nombre inicial -la prima Nora Gisela Pinto Maracara (hija de mi tía María Auxiliadora Maracara Carapaica, para quienes no la conocen) me ayudó en esta tarea-, pero puede ser transformado. Éste es un espacio para todos los descendientes de los múltiples apellidos que nos hacen familia y también para los amigos que hemos escogido como familia. ¡Bienvenidos sean todos y todas!
 
Carmen Isabel