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martes, 24 de diciembre de 2013

Las mejores hallacas son… las de mi tía Celia!

Tenía yo 15 años -ya eran seis años desde la muerte de mi mamá- y en la casa más nunca se habían elaborado hallacas. Nadie sabía, nadie tenía la receta… Mi hermano Wilfredo, muy apto en menesteres culinarios me dijo, palabras más, palabras menos: “Loca, y por qué no hacemos hallacas este año y una cena entre nosotros…”. “Ajá, ¿pero quién sabe hacer hallacas?”. “¿A quién le preguntamos?”. No sé si por la confianza, o porque tenía teléfono, porque nos encantaba su sazón, o por su dulzura, lo cierto es que decidimos asumir el reto y hablar con mi tía Celia, hermana de mi mamá Isabel Martínez Ramos de Maracara, para que por teléfono nos dictara la receta.
“Tía, necesitamos la receta de las hallacas. Te vamos a volver a llamar en un rato. Piensa en los ingredientes para que nos los dictes”. Por supuesto que la tía Celia, amable y servicial, seguro se puso en acción y comenzó  a pensar en las cantidades de los ingredientes, el proceso personal de cómo las hacía, pues una cosa es cocinar y otra es pensar en la receta.
Han pasado casi 32 años… Tengo la agenda donde anoté todos los ingredientes y la receta. Seguro que sus hij@s y niet@s la recuerden pero quizás no la tengan. Así que vaya esta maravilloso legado que nos permitió a los hermanos Maracara Martínez, volver a preparar las hallacas en casa, con la sazón de mi tía Celia, mezclada con los recuerdos de cómo la hacía nuestra madre, en fin, un amoroso collage culinario.
Por supuesto que a la receta, dictada por teléfono, le faltaron algunos detalles, pero era una buena guía básica para quienes solo debían recordar y reaprender. Sumamos lo que recordábamos de mi mamá. Nunca olvido algo que Wilfredo repite de mi mamá: “El guiso está listo cuando colocas la cuchara de madera en el medio y se queda en el mismo lugar, no se mueve”. Cuando yo hice mis hallacas en fecha reciente, hice la prueba en mi guiso y me dije: “Listo, ya no se mueve”.
El plato de la bella Celia, seguro sufrió alguna modificación en la casa nro 51; no creo que le hayamos colocado huevo y luego le quitamos el compuesto, pero quedará entre nosotros como el legado materno que regresó con él. ¡Gracias tía, por tu amoroso recuerdo en esta Navidad!

CarmenIsabelMaracara / 24 de diciembre de 2013


 

Ingredientes

1 kilo de cochino

1 kilo de pollo

½ kilo de tocino (en tiritas)

1 ½ de carne de res (falda o solomo abierto)

½ kilo de pimentón (verdes y rojos)

1 kilo de cebolla

Ají dulce

2 cabezas de ajo

1 frasco de aceitunas

Pasas

1 ajo porro

3 paqueticos de cebollín

5 bs de compuesto

1 kilo de tomate

Onoto en grano

Comino

 

Preparación

Sancochar la carne de falda con el tocino y después, en otra olla, el pollo con el cochino (echarle cebolla picada, ajos picadito, sal al gusto). Dejar que se enfríe, partir en tiras el cochino, el pollo y el tocino. La carne de falda se pica en cuadritos. Licuar tomate, cebolla y pimentón (dejar la mitad para el adorno). Echar la mitad del agua de las dos aguas de cocción al guiso. La otra mitad del agua se guarda para la masa. Agregar ají dulce y ajo picaditos, así como el compuesto, el cebollín y al ajo porro. Echarle las pasas, las alcaparras y aceitunas al guiso. Dejarlos hervir con un poco de sal y comino al gusto. Agregar harina diluida en agua al guiso. Agregarle medio vaso de vino tinto. Dejar que se cocine un poco más y luego apagar. Dejar que se enfríe. Para hacer las hallacas, colocar cucharada y media de guiso sobre la masa, una tirita de pimentón, pollo, una rueda de cebolla, una ruedita de huevo cocido, aceitunas, cochino y tocino. Amarrar. Cocinar durante 50 minutos a una hora.

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sábado, 14 de diciembre de 2013

Jesús Idelfonso Maracara Carapaica: un humor particular

Si algo recuerdo de mi tío Jesús, además de su solidaridad y cercanía francas, pues en mi niñez fue uno de los tíos paternos que más frecuentó la casa, ya que vivió en Maracay y tenía como una especial conexión con mi papá, sumado a que su esposa de ese entonces, mi tía Senovia, también es una mujer dulce que le gustaba compartir con nosotros, fue su sentido del humor. Toda la vida de este tío militar -que se supone debían ser serios, disciplinados, distantes- siempre era contada por él mismo y por sus congéneres, en clave de humor, de risa chispeante. Ý aunque compartimos poco, sus anécdotas llegaron hasta mí y se incorporaron a mi día a día.
Mi querida tía Leonides, que en paz descanse, me contó que cuando salió de la primera visita luego de entrar al ejército -que según fue a los 16 años- tenía un pañito con el que se iba limpiando todo... Contaba que estaba obstinado, que en el servicio militar le exigían un paño para secarse el cuerpo, otro para la cara, otro para las partes genitales, otro para las botas.... Y que cuando salía de visita para su casa, ¡con el mismo paño se hacía todo!! Me imaginaba el color del paño de mi tío y así, cuando tengo un paño en la casa que uso para todo y que va agarrando un color de miedo, se convierte en el paño de mi tío Jesús y ya mi amiga-hermana Beatriz García Cardona, que no conoció a mi tío, entiende perfectamente cuando le digo: "Pásame el pañito de mi tío Jesús". Seguro que en cielo donde esté, se carcajeará de su presencia en casa, en clave de humor.
A mi sobrino Paulo Alejandro Maracara Spinella, le conté una vez que él tenía una libretica donde iba anotando el comienzo de los chistes, para no olvidarlos y tener a la mano todo el repertorio cuando lo convidaban a fiestas, donde era el primer chicharrón, pues, ¡quién no iba a invitar a aquel tipo simpático, de bella voz y con un humor siempre a flor de piel!. Entonces mi sobrino, que no conoció tampoco a mi tío, y a quien también le gusta contar chistes, agarró una libretica y comenzó a anotar el comienzo de los suyos...
Así que querido tío, ¡te regalo mi mejor sonrisa de hoy! Gracias por tu contagiosa alegría! Y por estar presente entre nosotros!
Nuestra prima Reina Ramona Maracara, porque así lo certificó mi propio tío Jesús, nos hizo llegar este escrito que sobre él escribió un amigo del ejército, que habla sobre sus otras características personales. Y para quienes no lo conocieron, aquí dos fotos que nos envío mi prima María Eunice Madriz Maracara: uno de él solo y otra con mi abuelo Dionisio. Gracias primas por su aporte al blog!