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martes, 26 de marzo de 2013

Los hermanos mayores


(Amor y terror)
 
 
(Carlos Alberto Maracara Arévalo, el protagonista o víctima de la historia... en su primer viaje a la playa)



Otra para la historia...

 
Y aquí están los tres de la historia: Vicente (Polo, izq.; Katherine, centro y Carlos, derecha)
 
 
 
Creo que muchos asentirán porque son los seres protectores que te ayudan y te guían, aunque tú no quieras, pero también eres víctima de sus experimentos locos e improvisados que de manera repentina y sin saber por qué, se les ocurre.

Yo era la fuente de diversión de Vicente (polo) y Katherine cuando nos hallábamos en la casa sin nada que hacer. Yo sabía cuando se les había ocurrido algo porque solían voltear a verme con una cara y una sonrisa cual comiquita de tele. Debo confesar que sufría del síndrome de Estocolmo. Unos de sus juegos favoritos era “CALOR”, lo que consistía en atraparme, llevarme a la cama -en el mejor de los casos- y envolverme entre sábanas y cubrecamas, tantos como pudieran. Ya una vez sometido y envuelto, ambos se posaban sobre mí para mayor inmovilidad y poder hablarme al oído mientras hacían su trabajo de psicoterrorismo. ¡Eran muy buenos! Mi liberación era hecha luego de un rato de lágrimas y súplicas por dicha liberación. Los carajitos eran los propios SÁDICOS, en mis reflexiones supongo que lo hacían por venganza por ser el MENOR y todo lo que conlleve serlo, los hermanos menores saben de lo que hablo. ¡Jajaja! Pero al final de cuentas éramos y somos los hermanos más súper unidos y cariñosos que puedan conocer.

 
Carlos Alberto Maracara Arévalo
 
Para quienes no sepan: Hijo de Ismar Maracara -por tanto nieto de Marcos, el viejo e Isabel Martínez- y de Nilde Arévalo.

lunes, 25 de marzo de 2013

La pelotica de goma se vuelve piedra y carrera

(De la serie Piedras y Terrones)



(Ese es Vidal, pero muy carajito para el cuento... Ya buscaremos una mejor)

Aunque debí empezar por los abuelos, este primer cuento va por Vidal Enrique El Mayor, en lo sucesivo Vidal.
Aconteció en la casa de la avenida Bolívar, de patio tan inmenso que en cualquier tarde se convertía en campo de beisbol. Yo tendría unos nueve años y Vidal entonces unos quince, al igual que los primos Enrique Eduardo y Faustino Enrique, es decir los Tres Mayores, compinches  vía consanguínea y más adelante  conalcohol. Sucedió pues que una tarde se armaron dos equipos: El de Los Mayores, reforzado por los primos, dueños de la pelota de goma y jefes de las reglas de juego y el de Los Sutes, carricitos en crecimiento en el cual logré colarme a última hora o me ponía a llorar y se lo decía a mamá que lavaba en la redonda Easy de dos tinas que alguna vez le agarró la mano a Wilfredo, entre los dos rolos exprimidores!  Me pusieron a cubrir allá lejos, por donde mi papá trabajaba su carpintería, casi debajo del techo destartalo de zinc, es decir, me metieron para completar el equipo porque a ese lugar donde me mandaron a cubrir nadie bateaba tan duro la pelota y si lo hacía esta chocaba el techo y era jonrón. Allí fue donde me mandaron para que dejara de llorar (por eso mismo he sido insistente con mis dos hijos, en mi casa no existe hermano mayor y hermano menor, lo que hay son dos hermanos) y por supuesto batearía de ultimo (y si nadie estaba embasado en posición anotadora). Así las cosas, en mi primer turno al bate y abriendo inning saco un roling fuerte por tercera que sorprendió a todos, yo incluido, y corro desesperado y alegre a primera pero de inmediato Los Mayores forman peo y dicen que fue foul, que debía volver a batear y quedada en dos strikes, después lo que salió fue un podrío fly al centro demasiado fácil de atajar y con mi rabia me toca volver a cubrir por allá entre sierra y lavadora.

Poco después toma el turno Vidal y batea una línea alta por todo el centro donde yo estaba y me habré agarrado del aire y en un brinco atrapo la pelota y Vidal corriendo las bases y yo en vez de lanzarla y devolverla al campo venía corriendo con ella en la mano gritando: la agarré! la agarré! Los muy tramposos negaron que yo hubiera agarrado de aire la pelota, dijeron que la agarré de pique y Vidal se anotó un jonrón de piernas. Ahora sí estaba yo arrecho y me expulsaron del juego. Fuera! Fuera! Me habrán gritado y caminando cabeza gacha y bravo una piedrita laja me pela los ojos en el suelo. Agarrarla, voltearme y tirársela a Vidal fue un solo acto. La lajita describe su órbita cual boomerang y finalmente impacta justo debajo de la nariz de Vidal. Impacto y carrera veloz a las faldas de mi mamá que cuando le digo que le pegué una piedra a Vidal me contesta: Corra pues!  Y correr fue lo que hice con ese diablo atrás persiguiéndome, por allá por el baño viejo me subo al techo de tejas tipo cucaracha conchuda y Vidal atrás con la mano atajando sangre pero sin dejar de perseguirme. Tres cuartos de techo recorrido y ya estaba que se acababa cuando me tiro abrazado a una palma buscando la horizontalidad infinita del suelo. Por bajar rápido se me olvidaron dos clavos que servían para guindar matas a la palma y que al pasar tasajearon pantalón y piernas. Más atrás llegó Vidal, bajó con cuidado de no cortarse con los benditos dos clavos. Si me jodió o no me jodió es cosa que no recuerdo, será menester que él mismo termine este cuento, ahora que los dos somos Mayores ambos.

Marcos Antonio Maracara Martinez, El Quinto. Maracay, 25 de marzo 2013. A las 7:03 horas.

sábado, 16 de marzo de 2013

En honor a la Leona

En estos días has estado, como siempre, presente por aquí y por allá, pero un poco más insistente, con tu belleza fresca, el sentido del humor por delante y las horas y horas compartidas desde hace tantos años. La Leonides querida la tendremos también por aquí, acompañando a quienes la conocieron y a quienes no, con su bella esencia solidaria, un compartir fraterno y cercano. Fui a Mérida y recordé los lugares que recorrimos juntas, con Beatriz como testigo. Aquí tu imagen sonriente!



 
 

 
 
Y buscando por allí, también conseguí esta foto del 02 de julio de 2005, celebrando el cumple de Marcos, mi hermano, en la que nos dio a todos por ponernos un pañuelo en la cabeza, je, je, incluyendo por tanto a Leo! Los que la conocieron, saben que no fue difícil convencerla!
 
 
 
 
Bueno, salud Leo!, aquí estás con nosotros. Los que quieran sumarse a la iniciativa y compartir sus fotos, anécdotas, recetas de cocinas, chistes -cómo olvidar la vena humorística de Jesús Idelfonso Maracara Carapaica-, pueden escribirme a palabracierta1@gmail.com y mandarme las cosas para colocarlas. Coloqué un nombre inicial -la prima Nora Gisela Pinto Maracara (hija de mi tía María Auxiliadora Maracara Carapaica, para quienes no la conocen) me ayudó en esta tarea-, pero puede ser transformado. Éste es un espacio para todos los descendientes de los múltiples apellidos que nos hacen familia y también para los amigos que hemos escogido como familia. ¡Bienvenidos sean todos y todas!
 
Carmen Isabel